El Dr. Leslie Parrott, en este libro nos muestra con un amplio conocimiento de la naturaleza humana y basado únicamente en La Biblia, el poder que tienen nuestras actitudes frente a la vida que nos toca vivir, cuyo resultado dependerá de lo positivo o lo negativo de las misma; para tener una vida de buenos frutos o malos frutos, todo depende de la fuente en la que bebamos cada día.
El autor hace énfasis en la relación que tengamos con Dios, Nuestro Señor Jesucristo y la obra santificadora del Espíritu Santo.
Con seriedad, analiza los problemas sicológicos, los problemas del alma, como son: (los afectos, las emociones, los sentimientos, decisiones). Los problemas físicos como las enfermedades de todo tipo) como consecuencia de las malas actitudes, ya sea por la manera de conducirnos o por el daño causado por otra persona.
Unos de los temas principales es el perdón de los pecados, el sufrimiento y con que actitudes lo enfrentaremos; las tentaciones, los traumas, las enfermedades sicosomáticas, etc.
.El Dr. es muy claro en uno de los capítulos claves de este libro cuando escribe sobre La Terapia Divina. (El Altar).
Podemos decir que en este libro, cada capítulo forma parte de un engranaje que va desde lo individual a lo general; entonces vemos esa maquinaria que forma la sociedad en la que se desarrolla la vida y por la que Cristo murió para que tengamos vida y la tengamos en abundancia.
Es interesante como desarrolla cada tema, porque abarca, al individuo, la mujer , el hombre, el matrimonio, los hijos, mayordomía del dinero, el tiempo, la adolescencia, la bondad, la vida del santificado, como enfrentar las críticas, los atroces resultados del resentimiento.
Otro capítulo que es revelador de un tema que yace bajo un manto, dentro de la iglesia: es el secularismo.
Un libro escrito en lenguaje sencillo, capítulos breves y concisos, porque van directo al centro del hombre(es la relación con Dios, Nuestro Señor Jesucristo y El Espíritu Santo).
Un libro para ser leído por todo cristiano que quiere conocerse, y saber que poder tienen sus actitudes cuando actuamos como Dios quiere.
Comentario: Mirta Barolo de Acuña
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