MONTE DE ORACIÓN
De pronto amado Jesús, una
tormenta llegó
Con nubes negras que a mi
alma abatieron,
Tu Espíritu Santo me llevo al
monte de oración.
Allí clamé a ti, que oyeras
mi voz.
Al verme humillada ante ti
Señor,
tu mano tierna tocó mi
corazón.
Dijiste a mi oído la promesa
fiel;
como a una roca a ella me
aferré.
En el monte de oración mis
ojos
al cielo elevé y vi nubes
blancas,
coronándome, me envolviste
con
tu amor ,en un suave y tibio
vellón.
Me
tomaste en tus manos, buen pastor
y a aguas tranquilas me llevaste.
Con
pastos tiernos me alimentaste
Con
tu vara y cayado valor infundaste.
Mirta Barolo de Acuña